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Mostrando entradas de 2012

In-con-prensión

Y me imagino un mundo lleno de muerte y asesinato, me lo imagino porque no lo tiento. Pero percibo que es un mundo concebido por otros que lo efectúan y yo no lo entiendo a la lejanía. Comenzó una guerra y por ideologías y poder desaparece gente, tan fácil es terminar con una vida humana. Tú vienes de ese mundo, tu melancolía se da por arrastrar la historia de los desaparecidos. Por eso no puedes erguirte, pesa la vida con sabor amargo, pesa tristeza, pesa ojos profundos que invaden este suelo de ignorancia. ¿Y qué hacer con este pesar incomprendido? ¿Cómo aligerar la vida? ¿Cómo sabiendo que los matan y que la prepotencia se te deja sentir en cada recuerdo? ¿Cómo si tu familia está a merced de ese otro al que no le interesa el calor de los alientos? Y yo a lo lejos te veo y se me va la voz, se me escapa el aire para apoyarte, jamás viene la idea que resuene en algo valioso. No sólo son kilómetros de distancia, es mi falta de vivencias similares, la problemática de la empa

Yo triste

Pero dígame usted,  ¿cómo mantener una sonrisa en el alma  al ver una flor hermosa  si esa flor le recuerda a uno  ese lugar destruido del cual uno proviene?  Siempre que a uno se le nota la tristeza alguien se le acerca para ofrecerle un abrazo, un chocolate, una sonrisa, o cualquier artimaña para sacarlo de tal estado. Uno, en esta sociedad, no puede ser triste a gusto, si, ser y no estar porque pareciera que no se entiende a la tristeza mas que como un estado casi ineludible pero siempre superable: hay que ser feliz. Sin la búsqueda obligada de la felicidad uno se vuelve el rarito, el necesitado de cariño, el incapaz de disfrutar la vida, ese inadaptado al que siempre le convendrá dedicarse a la escritura, pintura o música. Por eso, cada que me preguntan si estoy triste, si tengo "algo", me viene a la mente mi origen. Cómo no ser si desaparecieron mi ciudad, me obligaron a hablar en otro idioma, restringieron mis derechos, y trataron d

Martha desmemorias

La pared sentenciaba:  "El tiempo colecciona mariposas" Para respirar  abrió su aleteante abrevadero y determinó no echarle de menos.

El ser distraída

Toditos se quedaron debajo del río más de lo preciso. Salieron flotando, sin fuerza pudieron más que luchando. Los ojos casi que se salían de la cuencas, fríos y morados, con caras de ahogados. Distraída, el rostro de la muerte nada tenía que ver con el de la vida.

Las histerias de Martha y José

Como toda buena mujer de su época, Martha adquirió una histeria. Nunca pudo recordar en qué momento sucumbió al encanto, pero cree que su madre y la televisión tuvieron que ver. En la historia de las histerias se ocultan sus orígenes pero por más que intenté, no los pude inventar. Posiblemente al inicio de su comercio sólo eran para mujeres. Se volvió un boom, todas querían una y su practicidad invadió a los hombres. Para que los masculinos no se sintieran femeninos, les dieron a sus histerias el nombre de histerios. Dado que las histerias y los histerios eran una especie de ciclo lento de reproducción y crecimiento, y la demanda que tenían aumentaba considerablemente, poco a poco surgió la idea de su posible  extinción. Claro, se producía un escándalo cada que se advertía del peligro, y es que vivir sin ellas atentaba contra los códigos de comportamiento de una civilización que se jactaba de la carencia de salvajismo o brutalidad entre sus miembros. La relación entre las hi

Del compromiso al no sé qué de tu vida

Pareciera que el camino recto nunca existió como tal, siempre te recargaste a la izquierda o, inconscientemente, a la derecha. Las ideas te decían algo pero tus prácticas direccionaban a lo tuerto.  La verdad es que poco importaba la orientación que querías tomar. Te caías, doblabas, ibas en reversa... para todo hay justificaciones, siempre han existido y son válidas o inválidas dependiendo la época. Al final no tenías certeza de a dónde querías ir: mucho te parecía cliché, otro tanto chingaderas del camino y de los empedradores, de los demás transeúntes de la vida, a los que querías evitar, ignorar, creer nada... pero ellos son tú.  Pero no te distraigas... aquí lo importante es saberte en tu época y dilucidar la empresa a defender, porque aquí se elige, y si te vinieron con el cuento de que elegir era no elegir nada, pues esa "elección de la no elección" sustenta otra elección de camino, aunque lo quieras ignorar.  Seguro que sabes que el camino lo construyes

Luego de meses volví a leernos

"Quiero regalarte las estrellas o la luna entera" Estas mariposas, aleteo de memoria. Y fue memoria lo que hice. Que lindos los dos.  Ahora no importa el nunca encontrarnos, pesa más el siempre habernos deseado.  En esa expectativa creación de palabras, olores, texturas;  besos y caricias, calor y mordidas; miradas profundas y sueños de otros mundos;  construcción de nuestro propio espacio de recononocimiento y descubrimiento,  de cuerpos desnudos y orgasmos intensos.  Intercambio: música y poesía, dos idiomas, dos países, dos sexos, dos sentires y lógicas coincidiendo. Luego de meses lo leo, lo miro y lo siento sonriendo.  Gracias

El silencio invadió a mi corazón

Ponme en altavoz y quédate cerca de Pablo. Las siguientes horas fueron escuchar que somos tiempo y... Dejé de poner atención a las palabras, me centré en otros mensajes: la hora, lejanía y especialmente el tono. Hay un cuento de algún brasileño o brasileña, relata una historia en donde aparece una voz que se deja ver del más allá, no se sabe si femenina o masculina, sin edad exacta pero parece de más de 300 años, se escucha tan en otro lugar, tan en el frío que hiela huesos... A esto me remitió su tono, sabía que era él, pero lo oí tan a la distancia, tan viejo, tan sabio... y me asustó. Se oye a muerte, dijo Pablo y no solo la palabra me siguió, la muerte en si vino a mi cama, se adentró en mis sueños y me llené de miedo. Si me recuerdan soy... y el silencio invadió a mi corazón.

José duro y Martha húmeda

A José, tan solo con mirar sus ojos se le comenzaba a endurecer el miembro, quedaba con el deseo en la punta listo para saciarlo. El corazón le palpitaba como ejército a punto de abalanzarse contra sus enemigos. Contenía la respiración por el hechizo de tan espectacular mujer. Él ya la conocía, ya la tenía desnuda en su mente, Martha lo conoció parado, y más que pensar en lo desagradable que el asunto pudo ser, cuando dio cuenta, el color-calor le subió a la cara, le humedeció.  Cuerpo y deseo en danza de mar, en ese vaivén rítmico que exige más... ¿circunstancias erróneas?  Cada uno duda, ambos contienen las ganas y le ordenan a sus piernas avanzar pero la dirección no les queda clara. Otros dos atónitos, antes protagonistas ahora espectadores de un beso desbordante, pechos juntos, manos restregadas, olores inundantes... espectadores que se indignan en la perplejidad de ver a sus parejas gozar espontáneamente con supuestos extraños... se alejan y Martha y José se preparan p

Martha espuma y José Sol

Ella evaporada, atraída por él, para juntarse,  pero antes de que él pueda destellarla y romperla a besos,  el peso la vuelve mar.

Matándose

Le dijeron que había mamado demasciadas tonterias, que tenía los ojos de su madre. Escuchó en silencio mientras se abría el cielo y se le secaba la carne: no sólo los ojos y caminar sino los odios, rencores y placeres. Ah caray, ¿la leche incluía todo eso? El aturdimiento del primer impacto permitió el asco y luego de poder respirar y romper con la petrificación, tomó el cuchillo. Ya no más mamadas literales, tenía que cortar la fuente. ¿Cómo descuartizar a su madre? Bueno, eso ni se lo preguntó porque cuando captó la realidad de rojo se teñían sus manos... Sí lloró, no por el crimen sino por lo muerto, por esa vida sin retorno. Inhala, más profundo, más, más... y descubrió que no era su madre. Maldición, ¿tanto para tan poco? ¿o tan poco para ese tanto que era la muerte de otro ser sin lograr el objetivo deseado? Y no, no era cualquiera su madre, o ya lo era por muerta. Antes la que le dio vida y crió con amor, comprensión, y todas esas cosas que se dice debe d

Che

Já tinha visto fotografias de ti morto, mas por erro encontrei um vídeo. Só tu numa mesa de madeira, com fotógrafos em cima para te retratar e exibir-te vencido. A minha responsabilidade é grande; não esquecerei a derrota nem os seus preciosos ensinos. No chão de pedra, estendidos, quase esquecidos e pisados, mais lutadores sem vida. Só se é revolucionário quando se está disposto a deixar todas as comodidades , todas. A irrupção da tua imagem com os olhos abertos sem ficar acesos, a tua pele amarela, rígida, gelada, o teu corpo com as marcas das balas que te deram morte. Teríamos de deixar de chorar e começar a lutar. Não te conheci, ou sim? Oito anos depois da tua morte nasci, sem ti/contigo, com a tua imagem prostituída, quase vazia, quase. Pelo eco ouvia o teu nome nas crostas que temos de cidade, a tua sedução ficava numa lembrança. A realidade sem ornamentos, sem medos e sem vergonhas . Tentei tocar-te, grande ou pequeno sempre, tentei. Mas ainda acredito na minha f

Tu risa-sol

Tu risa me da risa y helados de limón. Tú Sol, calor, nube emoticon. Y tus besos... ah caray, tus besos juégansela sabrosos y jugosos lenguosos y cachondos, todos dentro  todos fuera cariñosos.

Martha olvido y José pasado

Martha olvido se encontró a un José pasado que le quería reclamar, según ella, quimeras. La voz, la mirada, la sonrisa y los dolores eran los mismos, por eso lo reconoció. Pero cuando hablaron del ayer ella no lo podía evocar. Él se sintió abandonado, ¿alguien lo había olvidado?. El ayer perdido en la arena, esfumado en el mar ¿se podía recuperar? Ese ayer formador de amarguras que ella creyó romper con los años, se presentaba para cobrar cuentas pendientes. En ese ayer se erigió un él que prometía mundos y exigía familia. Estaba una ella de 17 años , "desconfiadora" de palabras que terminó creyendo. No hubo sexo y por resultado él se fue, frustrado caminante, a habitar nidos más calientes. Ella, traicionada sentida, se comió lo vivido para expulsarlo, pero se le quedó en la sangre impregnado. Los hombres posteriores quedaron marcados, vacíos. Eran ilusionistas sin ropa debajo de la gabardina, sin cuerpo, sin pene ni pena ni gloria pero completamente disfrutables aunque no pe

Martha isla y José navegante

Esta historia fue un sueño, lamentablemente luego del sueño llega la vigilia, es decir, el sueño termina. Eso digo yo, pero Martha isla creía firmemente en que los sueños-ilusiones se pueden coger y pasar al mundo de la vigilia, continuarlos para vivirlos... por el momento ambas disentimos y el tiempo hablará. El sueño fue de José navegante, navegante apasionado que se dejaba llevar por la corriente. Tal vez ese dejarse llevar responda a que no asume objetivos, pero él dirá que así es la vida, hay contracorrientes que llevan a otros destinos y uno nada puede hacer. Y tal vez sea así. José navegante navegaba en aguas profundas. A la distancia el cielo perdía su brillo y las nubes se juntaban justo como en esos cuentos en donde va a salir un genio del cielo. Antes del genio, al ritmo de un rayo en cámara lenta, José navegante comenzó a empequeñecer. Si, chiquitito cuerpo mientras su miedo aumentaba. Y es que no me digas que si te sucediera a ti sería como beber coca, claro que el pánico

Martha pez y José pez

En este mundo la sumisión es un estado desagradable pero se acepta como imprescindible para mantener una sociedad estamental. Estamental moderna, porque eso si, aquí la religión no existía y las clases, en lugar de ser las típicas del mundo aburrido que conocemos, tienen otros nombres, que no nos importan para el caso; bueno, la verdad es que no los recuerdo, pero haz como si no importara. Dada la repugnancia que evocaba la idea de sumisión, y la lucidez que tenían de la necesidad de dicha situación, los habitantes realizaban un sorteo para determinar cuales iban a ser los roles que tendrían durante los próximos cinco años. El sorteo se efectuaba en la desembocadura del único río de agua salada que habían encontrado. Lo salado se debía a que el río atravesaba un desierto impregnado de rocas de cloruro sodio. Si, lo salado era producto de la contaminación. Lo importante de que el río no fuera dulce, como los demás, radica en los peces que vivían en él. El día 45 de la última etapa de lo

Martha espera y José árbol

Morir de tristeza no existía en el mundo de Martha, pero si morir de aburrimiento, de espera e inmovilidad. Se casó con la idea de necesitar que el otro la procurara, y así, era común que pasara sus días pensando en cómo la iban a abordar. Lamentablemente para Martha, en su mundo, las mujeres debían de tener la iniciativa. La pasividad femenina nunca había ocurrido, ella era un caso único, y por anormal, mal visto. A los hombres les molestaba que ella no hiciera nada, que dejara de estudiar, que no trabajara... no en un sentido de producción material, sino que realmente desesperaba ver a alguien sentado, en cualquier lugar, sin que aconteciese nada. Luego de muchos años y pocas arrugas, de flaqueza corporal y costumbre al hambre, Martha llegó a una planicie cubierta de trigos enanos, que le llegaban al tobillo. En lo que podría ser el centro de dicho lugar, se erigía un árbol de tronco ancho, ramas largas y fuertes, y hojas de 23 diferentes tonos de verdes. El árbol se encontraba cerca

Martha gorda y José pequeño

Casi María y José... pero sería demasiada religiosidad y Martha no lo soportaría. Posiblemente se suicidaría si además su hijo fuera un tal Jesús... Primero lo primero suelen decir, pero la verdad que no existe noción de antes y lo siguiente. Tal vez Martha fue María pero si lo fue no nos interesa. Lo que nos llama son las múltiples Marthas encontradas con los múltiples Josés que son ellos mismos repitiendo diversas historias de amor. La primera Martha era gorda, lo cual es una ficción de inicio porque no sé si hay primera, y si lo escribí fue sólo para que se entendiera que son muchas... en fin, retomo: Gorda como los que quieren abarcar mucho para ser visibles por eso, por su opulenta masa. Si, era gorda por egocéntrica y no por incontenible, porque cuando quería no comía pero inmediatamente sabía que la mirada de la gente pasaba de ella, se perdía en los demás. El José que correspondió al tiempo de esta Martha era pequeño como niño y delgado como palo grueso de portería. A José le

Si no existiera Cuba

Sin esa isla que pese a mucho aún es el intento de idea de Fidel, no sé qué serías. Acaso hambre olvidada o ficción reconocida. Acaso bonitas y creativas palabras, de esas que azuzan el ingenio y alborotan al corazón; cuento de contemporáneos príncipes azules, de los que nunca llegan porque han dejado de creer en el mundo, porque prefieren salir de compras y dejar el amor para las películas cursis de domingo. Acaso serías lo que eras cuando no me tenías. Tal vez tu vida tendría los matices de antaño, todavía no podrías sentir el color-luz que invade tu cuerpo cuando dejas la ventana abierta para que ingrese a tus sueños. Posiblemente tu risa y brillo de ojos no tendrían la calidad de vida que ahora noto. Sin ese lugar bloqueado que aún mantiene un irónico espíritu de lucha no sé lo que yo sería. Acaso un sueño de mar melancolía tuyo, isla no explorada. Acaso también se modificaría el brillo de mis ojos y emigrarían de mi cuerpo las mariposas que arribaron desde que mi nombre se tornó t

Soy olvido

Me constituyo de olvidos como de arcilla moldeando mi pelo. Olvidos negros en la trama descontinua de mi vida que hacen que todo me sea novedad. Olvidos que preservan mi capacidad de asombro y tontería, que evidencian mi carencia de salud y falta de consumo de almendras. Olvidos lilas con aroma a vainilla o a té de hierbabuena, amigos de las metidas de pata y risas avergonzadas. Olvidos que evitan el retorno al corazón, que omiten sentimientos palpitantes, fríos o calientes. Soy una construcción de olvidos, fosas rodeando una fortaleza. Olvidos rosas importantes, o ni tanto, no lo sé, bueno, importantes para otros y a veces para mi, pero no hay seguridad en tal afirmación. Olvidos que hacen ver a cualquier tentativa de recuerdo ficticia, risible y absurda. Olvidos como natural suicidio social. A veces tengo olvidos calculados, de esos voluntarios que me permiten caminar sin sentir el desgaste de mis zapatos, la curvatura de mi espalda, las lágrimas de otros o mi cabello negro azab

Todos somos puercos

* Todos somos puercos, en el pésimo sentido en que pensamos a estos inteligentes y limpios animalitos (¡quiero un puerquito!). Si, somos puercos y hacemos –oing, oing- porque somos una caricaturización del marrano. Ya que nos sentimos como puercos, con toda esa grasa y peso, con toda esa comida dentro, supongamos que queremos invertir con otros puercos. Una vez que tengamos en cuenta nuestro producto, las características precisas para producirlo (herramientas, capital humano, clima, estructura, materias primas…) y nuestras ganancias deseables, podemos voltear al mundo para elegir el país que más convenga a nuestras cochinadas. El primer mundo no es opción, lamentablemente nos tendremos que embarrar en América Latina o África o cualquiera de los otros continentes pobres y desesperados porque les dejemos nuestras migajas. Ok, mentí, seguro que Grecia o Portugal aceptarían con gusto aunque se consideren primermundistas. De cualquiera de estos países sopesaremos los salarios mínimos le