Todos somos puercos, en el pésimo sentido en que pensamos a estos inteligentes y limpios animalitos (¡quiero un puerquito!). Si, somos puercos y hacemos –oing, oing- porque somos una caricaturización del marrano.
Ya que nos sentimos como puercos, con toda esa grasa y peso, con toda esa comida dentro, supongamos que queremos invertir con otros puercos. Una vez que tengamos en cuenta nuestro producto, las características precisas para producirlo (herramientas, capital humano, clima, estructura, materias primas…) y nuestras ganancias deseables, podemos voltear al mundo para elegir el país que más convenga a nuestras cochinadas. El primer mundo no es opción, lamentablemente nos tendremos que embarrar en América Latina o África o cualquiera de los otros continentes pobres y desesperados porque les dejemos nuestras migajas. Ok, mentí, seguro que Grecia o Portugal aceptarían con gusto aunque se consideren primermundistas.
De cualquiera de estos países sopesaremos los salarios mínimos legales y los mínimos que verdaderamente podemos ofrecer. Es muy importante saber la tasa de impuesto que tendríamos que pagar y los beneficios que nos otorgan los gobiernos, generalmente cerdos corruptos, además de todos los permisos que necesitamos y el costo aproximado de las mordidas a dar. Estos cerdos de gobierno y su población nos agradecerán que creemos trabajos, no importa que sean con salarios indecentes, como buenos cerdos preferirán una tortilla dura en su dieta a puro aire; además distraemos a los trabajadores de su mísera existencia y les facilitaremos quedarse sin fuerzas para quejarse y por tanto, evitamos las represalias, que usamos sólo en ciertos casos.
Claro que habrá algunos cerdos rebeldes que se quejarán de las malas condiciones de trabajo, de que no pagamos los impuestos justos, de los salarios de mierda que expedimos, de que ganamos y ellos no ganan, nos acusarán de engordar sin hacer nada (en esto se equivocan por completo, trabajamos más que ellos, no nos conformamos con 8 horas al día, eso jamás será suficiente para tener sometida a una población) pero la verdad,
¿Cuál es de más culpar,
Aunque cualquiera mal haga;
El que pone el culo por una miseria
O el que se la mete por alevosa ganancia?
Al final todos ganamos, ellos no mueren de hambre y nosotros disfrutamos del exceso de nuestras cerdadas,
¿o no?
*Imagen de http://arteycallejero.blogspot.com/2008/06/todos-tenemos-algo-de-cerdos.html
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