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Mostrando entradas de enero, 2013

Quito inicio

-No son 5 minutos niña, entienda, eso está a una hora- Luego de una pelea casi a muerte con los que yo creía eran los tercos taxistas, comprendí que me mandaron mal la dirección. Quince minutos después, al intentar por todos los medios abrir la última puerta para ingresar a mi nuevo hospedaje, di cuenta de que no avisaron de mi llegada. Cinco horas más tarde, tal como imaginé, el chofer ni paseó sus luces por la casa. A punto del drama incitado por mi menstruación, triste por el frío y el resfriado que me envolvió, justifiqué la falta de atención a mi persona, y hasta ahora no le he dado mayor importancia conscientemente. Los tres primeros días andaba con el cuerpo hormigueante y la cabeza suspendida, presionada. Sonreía pero no entendía que ya trabajaba, que era extranjera. El malestar, me enteré después, era por el mal de altura, una inyección bastó para volver al piso y apreciar tan lindo cielo. La inyección y encontrarme con Alex de la Iglesia en un cine comercial, o conoce