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Mostrando entradas de octubre, 2013

Ojitos pajaritos

Se le ve con las facciones tensas, intentando traer al corazón la sensación en sus pies siempre caminantes, andantes de pueblos y riveras. Esos pies poco cansados y más bien entusiastas de recorridos. Esos que ahora le son inservibles. Colocaron su silla de ruedas frente a la imagen de una mujer morena de mirada intensa y sonrisa confiada. Todo el día la mira recordando sus ayeres de movilidad, el pasado. Secretamente ella también le observa con curiosidad y la compasión hace que abandone su espasmo. Él por segundos descuida su dura cara y se sorprende, le quiere, le deja. Ella sin apuro ni extrañeza extrae sus ojos y los une a los suyos. Emprenden el vuelo. A lo lejos y a lo cerca se extienden panoramas y fríos blancos de cristal, verdes húmedos de grandes árboles, azules claros por la profundidad, grises apurados de edificios humeantes... caminos por el cielo que le llevan a todo y lo devuelven a su silla. Lo encuentran como nunca, la Mona Lisa en su sonrisa y unas cue

La cama

A él se le cruzan sueños de grandeza y a mí de supervivencia. Los contamos con atención, hablamos de los colores y del control. Yo no puedo levantarme por más anuncios que de lo contrario dé. Él lo sabe, así que continua la plática y me trae pastillas para el dolor.

¿Y mi cuadernito dónde está?

* Utiliza la escritura como evasión ¿qué no lo ve? Además cada que alguien se le acerca intenta morderlo, un pedacito no más, dice con su maldita voz de buena gente. Si no escribiera también... Claro, si no escribiera tan bien y no dejase tantas regalías, ¿no? Bueno pero sino de dónde comía y de qué vivía, yo no estoy en condiciones, usted lo sabe, y pues bueno, he de cobrar alguito hasta por recordarle que use calcetines, sino el pobre ya muerto de pulmonía estaría. En fin, sabe que esas pastillas no se las tomará y que si lo hace dejará su ritmo: tres cuartillas por día religiosamente. Cuando murió su madre salió hasta terminar las benditas tres, solo cuando murió el cholo interrumpió para pedirme que lo sacara de su cuarto y lo enterrara en el patio, para que eternamente lo cuidara. Y si de por sí es imposible, si deja de escribir como hasta ahora se vuelve loco. No se ría, que no es broma, usted no lo ha visto. Hace tres años sufrió una crisis, no podía con la página