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Mostrando entradas de marzo, 2012

Martha olvido y José pasado

Martha olvido se encontró a un José pasado que le quería reclamar, según ella, quimeras. La voz, la mirada, la sonrisa y los dolores eran los mismos, por eso lo reconoció. Pero cuando hablaron del ayer ella no lo podía evocar. Él se sintió abandonado, ¿alguien lo había olvidado?. El ayer perdido en la arena, esfumado en el mar ¿se podía recuperar? Ese ayer formador de amarguras que ella creyó romper con los años, se presentaba para cobrar cuentas pendientes. En ese ayer se erigió un él que prometía mundos y exigía familia. Estaba una ella de 17 años , "desconfiadora" de palabras que terminó creyendo. No hubo sexo y por resultado él se fue, frustrado caminante, a habitar nidos más calientes. Ella, traicionada sentida, se comió lo vivido para expulsarlo, pero se le quedó en la sangre impregnado. Los hombres posteriores quedaron marcados, vacíos. Eran ilusionistas sin ropa debajo de la gabardina, sin cuerpo, sin pene ni pena ni gloria pero completamente disfrutables aunque no pe

Martha isla y José navegante

Esta historia fue un sueño, lamentablemente luego del sueño llega la vigilia, es decir, el sueño termina. Eso digo yo, pero Martha isla creía firmemente en que los sueños-ilusiones se pueden coger y pasar al mundo de la vigilia, continuarlos para vivirlos... por el momento ambas disentimos y el tiempo hablará. El sueño fue de José navegante, navegante apasionado que se dejaba llevar por la corriente. Tal vez ese dejarse llevar responda a que no asume objetivos, pero él dirá que así es la vida, hay contracorrientes que llevan a otros destinos y uno nada puede hacer. Y tal vez sea así. José navegante navegaba en aguas profundas. A la distancia el cielo perdía su brillo y las nubes se juntaban justo como en esos cuentos en donde va a salir un genio del cielo. Antes del genio, al ritmo de un rayo en cámara lenta, José navegante comenzó a empequeñecer. Si, chiquitito cuerpo mientras su miedo aumentaba. Y es que no me digas que si te sucediera a ti sería como beber coca, claro que el pánico