Ponme en altavoz y quédate cerca de Pablo.
Las siguientes horas fueron escuchar que somos tiempo y...
Dejé de poner atención a las palabras, me centré en otros mensajes: la hora, lejanía y especialmente el tono.
Hay un cuento de algún brasileño o brasileña, relata una historia en donde aparece una voz que se deja ver del más allá, no se sabe si femenina o masculina, sin edad exacta pero parece de más de 300 años, se escucha tan en otro lugar, tan en el frío que hiela huesos... A esto me remitió su tono, sabía que era él, pero lo oí tan a la distancia, tan viejo, tan sabio... y me asustó.
Se oye a muerte, dijo Pablo y no solo la palabra me siguió, la muerte en si vino a mi cama, se adentró en mis sueños y me llené de miedo.
Si me recuerdan soy... y el silencio invadió a mi corazón.
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