Me constituyo de olvidos como de arcilla moldeando mi pelo. Olvidos negros en la trama descontinua de mi vida que hacen que todo me sea novedad. Olvidos que preservan mi capacidad de asombro y tontería, que evidencian mi carencia de salud y falta de consumo de almendras. Olvidos lilas con aroma a vainilla o a té de hierbabuena, amigos de las metidas de pata y risas avergonzadas. Olvidos que evitan el retorno al corazón, que omiten sentimientos palpitantes, fríos o calientes.
Soy una construcción de olvidos, fosas rodeando una fortaleza. Olvidos rosas importantes, o ni tanto, no lo sé, bueno, importantes para otros y a veces para mi, pero no hay seguridad en tal afirmación. Olvidos que hacen ver a cualquier tentativa de recuerdo ficticia, risible y absurda. Olvidos como natural suicidio social.
A veces tengo olvidos calculados, de esos voluntarios que me permiten caminar sin sentir el desgaste de mis zapatos, la curvatura de mi espalda, las lágrimas de otros o mi cabello negro azabache, de joven pseudoolvidada.
También finjo recordar para eludir problemas pero mis ojos están al tanto del engaño:
Aunque me obligues a decir que te quise
mi alma no siente el querer,
por eso sé que no te quise
pese a que te llame mi bien;
En cambio,
cuando te busco y canto mi querer,
no hay olvido, amor,
simplemente hay querer.
Pero mis olvidos, esos que marcan dolorosamente mis huesos, son los que acontecen sin que me de cuenta, esos que pasan como los años y no cambian nada, nada a corto plazo, nada sin la intervención de alguien más. Esos son los míos, los que me degustan poco a poco, los que hacen que me lea como una desconocida, los que inhalan mi humanidad. Olvidos añejos y contemporáneos, de tres y ocho patas huecas. Olvidos de aires fuertes entre hojas de roble a punto de caer, bicicletas que quedan impregnadas en las paredes sin poder rodar. Olvidos que por pequeños o grandes jamás son poca cosa, que dejan muertos o lisiados en el vendaval.
Ese gran simulacro
ResponderEliminarCada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir / arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido