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Mostrando entradas de octubre, 2015

Martha ponedora de palabras, José el escucha

Cada globo traía una palabra dentro que veía la luz justo cuando se creaba un estallido. La palabra flotaba con una música particular integrada, de modo que los habitantes aprendían un significado auditivo asociado a la palabra. Un "hola cómo estás" sonaba a tintilantes hojas. "Prefiero el rosa" como estrella fugaz. "Vamos a comer carne asada" a mantequilla rebotando en el aceite. Así, el mejor poeta era el mejor músico o, también, personas como Martha, que se dedicaban a cazar globos ilegalmente para resguardar, en frascos de lágrimas, todo mensaje comunicativo. Y eran los mejores porque, a diferencia de los sujetos normales que tenían que esperar pacientemente a que el ambiente decidiera soltar ciertas palabras para verlas, pensarlas y emitirlas, ellos podían pensarlas antes y crear significados propios. En ese mundo José limitaba su existencia a ver las extrañezas de la gente común, pues las palabras aparecían aleatoriamente y la comunicación e