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Martha isla y José navegante



Esta historia fue un sueño, lamentablemente luego del sueño llega la vigilia, es decir, el sueño termina. Eso digo yo, pero Martha isla creía firmemente en que los sueños-ilusiones se pueden coger y pasar al mundo de la vigilia, continuarlos para vivirlos... por el momento ambas disentimos y el tiempo hablará.

El sueño fue de José navegante, navegante apasionado que se dejaba llevar por la corriente. Tal vez ese dejarse llevar responda a que no asume objetivos, pero él dirá que así es la vida, hay contracorrientes que llevan a otros destinos y uno nada puede hacer. Y tal vez sea así.

José navegante navegaba en aguas profundas. A la distancia el cielo perdía su brillo y las nubes se juntaban justo como en esos cuentos en donde va a salir un genio del cielo. Antes del genio, al ritmo de un rayo en cámara lenta, José navegante comenzó a empequeñecer. Si, chiquitito cuerpo mientras su miedo aumentaba. Y es que no me digas que si te sucediera a ti sería como beber coca, claro que el pánico te apresaría, y más, si, como a José navegante, te tomara una mano por la espalda y te metiera en una botella de cristal. ¿Acaso el genio se cansó de cumplir deseos y decidió cambiar de lugar con el primero que vio?

José navegante en botella de cristal perdida en el mar, en el inmenso mar, con su pequeñez a cuestas, se sintió solo. La intensidad de la soledad también aumentó. Su caso no era como el de cualquiera de nosotros que se da el lujo y descanso de sentirse solo con una multitud cerca. José navegante estaba aislado y por más que quisiera no encontraba ojos para saberse existente. Ahí supo que era un sueño, y como generalmente él tiene autonomía en ese estado, hizo aparecer, a lo lejos, una isla. La corriente acercaba a ratos a José navegante, pero como todo sueño que se rebela y que tan solo por existir en el mundo de los sueños podía ser de alguien más, la isla se transformó en la segunda soñadora.

Martha isla no había sido reconocida por José navegante. Ella dormía, desnuda, arrullada por el agua. La cadencia de este líquido acariciaba cada parte de su cuerpo y arpoximaba a José navegante. Cuando la diferenció, él se quedó atónito, impresionado, contrariado, deseoso. La botella, por decisión de la luna que manejaba al mar, chocó contra los muslos de Martha isla.

La sorpresa por parte de la mujer no venció su curiosidad. Se sentó y tomó la botella, la abrió e hizo un gesto para que el hombre saliera. Él dudó unos instantes, tomo coraje y salió a la palma de la mano de la enigmática señorita. Dicha señorita, recostándose, lo dejó sobre sus piernas. José navegante eróticamente sobre Martha isla sentía en sus pies la emoción de esa piel. No sabía en dónde estaba, o mejor, cómo había llegado, pero tenía certeza sobre a donde quería ir.

José navegante subió por el cuerpo de Martha isla, mientras los cuerpos de ambos se emparejaban. Martha isla y José navegante a la altura del abrazo que casi los fundía en uno, casi para siempre.

Aquí me tengo que detener porque hay tres versiones de los hechos:

José navegante soñó que la misma mano que anteriormente lo había lanzado al mar volvía por él y lo metía, nuevamente, en la botella de cristal, pero esta vez, Martha isla lo acompañaba.

La segunda versión es la de Martha isla. Luego del abrazo logra despertar con José navegante a su lado, en Cuba.

La tercera versión es la de los acontecimientos marcados por el día de hoy y que contradice el deseo de Martha isla, porque los sueños de uno y otro se hacen realidad cuando los dos participan, una sola persona no puede materializar los ideales de ambos.

La versión es la siguiente: antes de entrar en la botella juntos,mientras se abrazan, el sol y el viento les juegan una broma. José navegante se evapora y Martha isla, cual arena soplada, se dispersa en el mar. No Cuba ni Portugal ni México ni Timbuctú.

Si, la tercera es menos romántica porque implica el impedimento del encuentro por causas naturales. Pero como sabemos que el ser humano es perverso hay que recordar que los dos manipulaban la historia.

¿Fueron ambos los que truncaron el sueño?

No, creo que fue el mundo que les tocó vivir, en donde la lejanía se cura con cuerpos cercanos y sueños más fáciles de concretar.


Comentarios

  1. A propósito de lo anterior y de la versión "real", Khonde escribe otra versión que puede doler más:

    Belén Isla y José Mar crecieron un día en medio de las olas, y entonces él, roca con la que chocan los marinos le dijo a ella que un día el mar siempre vuelve al mar; ella, origen de los placeres y las canciones con que los barcos llegan a los puertos, le envío seis besos contenidos en una botella de cristal. Belén Isla y Jose Mar, ella, sílaba átona que se elide en las costas, él, naufragio que encuentra otra Diosa.

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