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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Martha rueda y José sol

Martha, rueda que rueda y nunca cae. José sol se cree ignorado por Martha rueda, pues cada que la abraza ella no permanece, solo avanza. Martha de cierto no sabe de José, pero lo imagina, su calor la toca. La distancia trae la duda, ambos desconocen que se quieren juntos. José sol la admira desde el cielo, pero ella, tan rodante, parece mirar la tierra. Ella, tan con los pies firmes y él tan con las alas largas. Ella detiene el tiempo y decide soltar amarres, sube a la cumbre más castigada que conoce. Martha, rueda que rueda, toma impulso y vuela momentáneamente. Suspendidos se miran, segundos en el aire bastan para entenderse, admirarse, quererse. Los ojos brillan con la intensión de ser por siempre. Martha deja de rodar al llegar con él. No se alcanzan a tocar. José altera su vida, intenta salvarla expulsándola, alejándola... Muy tarde José. La rueda que cae del Sol deja de ser ella y el Sol que intenta conservarla se apaga por el río de lagrimas que nunca cesa.