Te regalo un sueño directo del otro lado del mar
Cargado de sales y sudores mexicanos
De chiles de árbol y chinas poblanas,
De adelitas y pajaritos norteños,
Con ideales de cambio sin retorno,
Para no arrepentirnos de vivir en errores.
Te regalo un pedazo del cielo que miro,
Una noche en mi azotea con vino incluido,
Unas mañanitas a las 6 de la tarde cantadas por la Torre Latinoamericana,
Y unas ganas de bailar desnuda en la cúpula de la Iglesia más cercana.
Te regalo gente que te mira y te mienta la madre sin razón,
Gente que te abraza en la calle gratuitamente,
Gente harta sin respuestas,
Gente alegre que exhala música y violencia.
Gente con brillo en los ojos, que te mira.
Te envío esos perfumes sabor vainilla
Y las calles rojas de pueblos que cultivan jamaica,
Te regalo lo que crees que conoces,
Lo que ni yo sé abarcar.
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