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Martha se vuelve cama y José solo se aparece para el olvido

Tres meses en una oscuridad alarmante, contactando cuerpos que llegaban con supuestos nombres inventados. Cada noche simplemente compañía, un algo que la abrazara. Ese era el trato. Cuando de los cuerpos despertaba la voluntad de intentar algo diferente, ella se volvía fiera y los descuartizaba. Ante la advertencia pocos lo intentaban.
Noche tras noche lo mismo: un algo diferente, la emoción por segundos de la novedad, la tranquilidad de dormir abrazada y al hastío de despertar con un desconocido.
Una mañana dejó de solicitar cuerpos y comenzó a pasar las horas respirando, adhiriéndose a la cama.
1, 2, 3 vidas pasaron y ella permaneció en silencio con la pesadez de la supervivencia, de la necesidad, de la ignorancia.
En esta historia no se aparece un José salvador, porque por más dimensiones que existan, ese rol se lo ha negado el universo y la misma existencia de Martha. Así que apareció un José olvido, difuso, translúcido y magro, que quería descansar.
José olvido se acurrucó en Martha cama, y por la liviandad de su existencia, ella lo absorbió junto con el impedimento de la memoria.
Alguien diría que continuaron su existencia, para mi, sin recuerdos no hay vida.

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