Ir al contenido principal

Martha se vuelve cama y José solo se aparece para el olvido

Tres meses en una oscuridad alarmante, contactando cuerpos que llegaban con supuestos nombres inventados. Cada noche simplemente compañía, un algo que la abrazara. Ese era el trato. Cuando de los cuerpos despertaba la voluntad de intentar algo diferente, ella se volvía fiera y los descuartizaba. Ante la advertencia pocos lo intentaban.
Noche tras noche lo mismo: un algo diferente, la emoción por segundos de la novedad, la tranquilidad de dormir abrazada y al hastío de despertar con un desconocido.
Una mañana dejó de solicitar cuerpos y comenzó a pasar las horas respirando, adhiriéndose a la cama.
1, 2, 3 vidas pasaron y ella permaneció en silencio con la pesadez de la supervivencia, de la necesidad, de la ignorancia.
En esta historia no se aparece un José salvador, porque por más dimensiones que existan, ese rol se lo ha negado el universo y la misma existencia de Martha. Así que apareció un José olvido, difuso, translúcido y magro, que quería descansar.
José olvido se acurrucó en Martha cama, y por la liviandad de su existencia, ella lo absorbió junto con el impedimento de la memoria.
Alguien diría que continuaron su existencia, para mi, sin recuerdos no hay vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Proemio, pinturas de transición

 

E agora José?

A propósito do poema de Carlos Drummond de Andrade José acorda e fica na cama, minutos, sem pensar em nada, horas, com a mente detida num ponto branco, anos que se esgotam exigindo o início, uma segunda oportunidade, para remendar os erros, embora os fios acabaram. Existe a certeza de que esse corpo tem vida pelo movimento quase imperceptível do seu peito. Se não fosse pela fome, sintoma subtil de quem ainda quer andar, seria como um dos imortais de Borges: Seria como aquele inextinguível que fica deitado no chão sem se mover, sem se importar com a chuva, com o frio ou com o calor; como aquele eterno que permanece com um ninho no ventre, com a pele cinzenta, sem falar, tentando esquecer a vida. Só pela exigência do corpo, forte fome, é que se põe de pé, vagarosamente, e volta a caminhar. Na rua, as pessoas olham para ele com pena. Às suas costas o rumo dos homens o trata por perdedor, vencido, e é o que ele é. Antes, há séculos, todas as mulheres o admiravam, gostavam do brilho no...

Martha hacedora de filas

¿Qué sabes tú de mí que he pasado más de 20 años a la espera? Resonaba esa frase neblina de un octubre sin lluvias que carcomía de frío a los huesos expuestos. En medio del parque, solitaria, estaba Martha espera sintiéndose extraña en una ciudad automatizada donde la inmediatez era ya. Y ella sin poder sentirse útil pues su experiencia en 20 años de espera no había sido como la de cualquiera que aprende a vencer su cuerpo al aire y a dejar su mente suspensa... porque ella se especializó en filas. Sí, en esperar en filas. Filas que se organizaban por orden de llegada, por preferencia de sexo o de status, o de gravedad, por gustos o tamaños o edades; filas de uno o de mil a espera de avanzar hacia algo moviéndose con cadencia. Esta peculiaridad la capacitaba para pensar frecuentemente en cómo escapar de ellas, en cómo aprovechar las más cortas o las más rápidas o en cómo no salirse de control y evitar las frustraciones que provocaban. Aprendió también a hacerlas con gusto y ...