Ir al contenido principal

Las 6 del plátano




1) Tu plátano me gusta... Esa frase es todo lo que he querido escuchar desde que se me para. Que me la dijeran lentito al oído, suavecito, con un pequeña mordida de esas que hacen tiritar. Ahora que soy un hombre maduro más que las palabras prefiero la lamida.

2) A mi no me gusta el plátano, es feíto y curveado, y su sabor... no, no me gusta ni comerlo ni verlo, solo tenerlo.

3) Tu plátano se me antoja, insinuó con la mirada de bestia preparada para la embestida, no tuve de otra, se lo lancé por encima de las rejas aunque el letrero me lo prohibía.

4) Tu plátano es como dominico, así tan sin chiste y aburrido, tan flojo y aguadito, tan "no te gusto" y "aguanto muy poco".

5) Tu plátano me gusta, y comenzó a lamérmelo. Tu plátano me gusta, mientras lo engullía todo y dejaba de escuchar. Tu plátano me gusta y la vista se me nubló de rojo.. Terminé en el hospital sin él.

6) -Para la vida y el corazón comer banana es lo mejor-
Anuncio pagado por la asociación de hombres pro explotación bananera.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Proemio, pinturas de transición

 

José monólogo

Labios higos con dulce de leche, labios chocolate derretido, labios azucena y miel, tan públicos, tan públicos y poco míos. Y esos ojos con ausencia de mí, tan almendra negra que vela a las almas tristes. Mi cuerpo extraña tu abrazo, ese contacto suave y firme de suspiros profundos. La cobardía me cubre casi en la totalidad, solo mis dedos, que escriben este texto, han quedado desprotegidos y se sublevan, pero qué pueden hacer esos pequeños frágiles que se entumen todas las mañanas. Te hubiese gustado estar aquí, la nostalgia bajó hoy por las montañas en forma de neblina y nos cubrió a todos. No alcanzo a ver nada a mi paso, solo luces borrosas en una calle trémula e indiferente. Me imagino que hoy es luna llena y tú no la verás, preferirás quedarte en casa porque escuchaste que en noches de luna llena la bestia se apodera de todos y los índices de crímenes y accidentes aumentan. Te gusta creer tonterías y entonces no estarás caminando bajo la misma luna por la que apenas si a...

E agora José?

A propósito do poema de Carlos Drummond de Andrade José acorda e fica na cama, minutos, sem pensar em nada, horas, com a mente detida num ponto branco, anos que se esgotam exigindo o início, uma segunda oportunidade, para remendar os erros, embora os fios acabaram. Existe a certeza de que esse corpo tem vida pelo movimento quase imperceptível do seu peito. Se não fosse pela fome, sintoma subtil de quem ainda quer andar, seria como um dos imortais de Borges: Seria como aquele inextinguível que fica deitado no chão sem se mover, sem se importar com a chuva, com o frio ou com o calor; como aquele eterno que permanece com um ninho no ventre, com a pele cinzenta, sem falar, tentando esquecer a vida. Só pela exigência do corpo, forte fome, é que se põe de pé, vagarosamente, e volta a caminhar. Na rua, as pessoas olham para ele com pena. Às suas costas o rumo dos homens o trata por perdedor, vencido, e é o que ele é. Antes, há séculos, todas as mulheres o admiravam, gostavam do brilho no...