Ir al contenido principal

Las 6 del plátano




1) Tu plátano me gusta... Esa frase es todo lo que he querido escuchar desde que se me para. Que me la dijeran lentito al oído, suavecito, con un pequeña mordida de esas que hacen tiritar. Ahora que soy un hombre maduro más que las palabras prefiero la lamida.

2) A mi no me gusta el plátano, es feíto y curveado, y su sabor... no, no me gusta ni comerlo ni verlo, solo tenerlo.

3) Tu plátano se me antoja, insinuó con la mirada de bestia preparada para la embestida, no tuve de otra, se lo lancé por encima de las rejas aunque el letrero me lo prohibía.

4) Tu plátano es como dominico, así tan sin chiste y aburrido, tan flojo y aguadito, tan "no te gusto" y "aguanto muy poco".

5) Tu plátano me gusta, y comenzó a lamérmelo. Tu plátano me gusta, mientras lo engullía todo y dejaba de escuchar. Tu plátano me gusta y la vista se me nubló de rojo.. Terminé en el hospital sin él.

6) -Para la vida y el corazón comer banana es lo mejor-
Anuncio pagado por la asociación de hombres pro explotación bananera.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Proemio, pinturas de transición

 

E agora José?

A propósito do poema de Carlos Drummond de Andrade José acorda e fica na cama, minutos, sem pensar em nada, horas, com a mente detida num ponto branco, anos que se esgotam exigindo o início, uma segunda oportunidade, para remendar os erros, embora os fios acabaram. Existe a certeza de que esse corpo tem vida pelo movimento quase imperceptível do seu peito. Se não fosse pela fome, sintoma subtil de quem ainda quer andar, seria como um dos imortais de Borges: Seria como aquele inextinguível que fica deitado no chão sem se mover, sem se importar com a chuva, com o frio ou com o calor; como aquele eterno que permanece com um ninho no ventre, com a pele cinzenta, sem falar, tentando esquecer a vida. Só pela exigência do corpo, forte fome, é que se põe de pé, vagarosamente, e volta a caminhar. Na rua, as pessoas olham para ele com pena. Às suas costas o rumo dos homens o trata por perdedor, vencido, e é o que ele é. Antes, há séculos, todas as mulheres o admiravam, gostavam do brilho no...

Martha hacedora de filas

¿Qué sabes tú de mí que he pasado más de 20 años a la espera? Resonaba esa frase neblina de un octubre sin lluvias que carcomía de frío a los huesos expuestos. En medio del parque, solitaria, estaba Martha espera sintiéndose extraña en una ciudad automatizada donde la inmediatez era ya. Y ella sin poder sentirse útil pues su experiencia en 20 años de espera no había sido como la de cualquiera que aprende a vencer su cuerpo al aire y a dejar su mente suspensa... porque ella se especializó en filas. Sí, en esperar en filas. Filas que se organizaban por orden de llegada, por preferencia de sexo o de status, o de gravedad, por gustos o tamaños o edades; filas de uno o de mil a espera de avanzar hacia algo moviéndose con cadencia. Esta peculiaridad la capacitaba para pensar frecuentemente en cómo escapar de ellas, en cómo aprovechar las más cortas o las más rápidas o en cómo no salirse de control y evitar las frustraciones que provocaban. Aprendió también a hacerlas con gusto y ...